Había una vez una golondrina que no sabía donde anidar y buscó por todas partes y creyó encontrar un lugar tranquilo...de paz y con mucho alimento a su alrededor...y lo que era mejor...muy cerca una hermosa compañera...La miró...se miraron...se acercaron, y él creyó entender que en ella encontraría lo que estaba buscando;alguien con quien volar y compartir ese cielo y esas praderas-
Volaron y era armonioso su aleteo...parecía que el destino había querido que el amor los acariciara...el cielo fué testigo de ese magico momento-
Pero todo se agotó de repente...ninguno de los dos supo por que. Ese magico aleteo parecía un acorde disonante y esas praderas no reflejaban para ninguno la misma belleza...
Se posaron un atardecer en una rama con innumerables espinas...uno en una punta...el otro en la otra...El la miró...se miraron...no se vieron.
Se dieron cuenta que nunca se habían detenido a contemplarse...que sus hermosos vuelos fueron un complemento fantástico de un paisaje, que la amplitud del horizonte y ese aleteo frenètico no les había permitido posarse aunque mas no sea un instante en una flor...Se perdieron en un vuelo el instante sublime del amor...
Y él voló...y ella no.
Es triste, pero muy poético.
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